Devocional Semanal

Jesús nos Libera

El significado del nombre de Jesús (“Yeshua” en Hebreo) es liberar o rescatar. Jesús es nuestro Salvador.

on 06/12/2016

"Mis ojos están siempre puestos en el Señor, porque él me rescata de las trampas de mis enemigos."

Salmos 25:15

Recientemente un maestro de Biblia preguntó:

“¿Quieren que Jesús les libere de ese lugar que les causa sufrimiento?” A veces un corazón roto, problemas financieros o adicciones, nos alejan de Dios. Solamente la gracia de Jesús puede restaurarnos en cada situación y ayudarnos a superarla.

Cuando el Rey David clamó a Dios en el Salmo 25:16-18, él dijo: “Vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profundamente angustiado. Mis problemas van de mal en peor, ¡oh, líbrame de todos ellos! Siente mi dolor, considera mis dificultades y perdona todos mis pecados.”

Teniendo presente la oración del Rey David, exploremos cómo Dios tiene el poder de librarnos de nuestros problemas y cómo esperar que Jesús nos rescate de ellos:

Primero, ¿Cómo Puede Usted Ser Salvado?

Ponga atención a las palabras de Jesús: “Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida.” (Juan 5:24)

En este mundo, el sufrimiento es inevitable. Pero el mundo venidero estará libre de sufrimiento. Conocer al Hijo de Dios personalmente y aceptar Su regalo de vida eterna es la forma de llegar al Cielo: Su liberación de todo sufrimiento mundano.

Sepa Que La Fe es la que Trae Salvación

Tener fe en que el Hijo de Dios, Yeshua, puede liberarle. Hebreos 11:6 nos dice: “...sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.” En su corazón, crea en Él.

Sepa que el deseo de Jesús es que usted sea Salvado y Restaurado.

La fe verdadera pide, que creamos que Jesús está dispuesto a responder, pero que entendamos que Él puede tener mejores planes.

El leproso en Mateo 8:1-3 creía en el poder de Cristo pero humildemente pidió ser sanado; “Al bajar Jesús por la ladera del monte, grandes multitudes lo seguían. De repente, un leproso se le acercó y se arrodilló delante de él.—Señor —dijo el hombre—, si tú quieres, puedes sanarme y dejarme limpio. Jesús extendió la mano y lo tocó.—Sí quiero —dijo—. ¡Queda sano! Al instante, la lepra desapareció.”

El apóstol Pablo también pidió por sanidad, pero descubrió que era más importante para él confiar en el poder de Cristo que experimentar sanación física. (2 Corintios 12:7-10)

Pregúntese a usted mismo… ¿qué tan grande es su carga?

¿Siente usted que ha hecho mucho o que ha atravesado por muchas cosas en su vida como para ser rescatado? Usted no está solo.

Con Cristo, hay una paz que sobrepasa todos nuestros problemas temporales aquí en la tierra. Esta paz proviene del conocimiento que solo podemos encontrar victoria en Jesús. Así que, “Cuando oigan hoy su voz, no endurezcan el corazón.” (Hebreos 3:7) Porque Él ha vencido al mundo, trayéndonos esperanza eterna, ninguna lucha nos podrá apartar de ello. “Pues Dios dice:«En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé». Efectivamente, el «momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación." (2 Corintios 6:2)

No importa que tan grande sea la carga que usted está llevando, Jesús es mayor que cualquier carga.


Ore esta semana:

Padre, “vuélvete a mí y ten misericordia de mí, porque estoy solo y profundamente angustiado. Mis problemas van de mal en peor.” Ayúdame. En el nombre de Jesús, Amén.


¿Hoy en día, Jesús aún escucha nuestras oraciones?

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