Devocional Semanal

Recuperándose de la Adicción

¿Cuán lejos está usted dispuesto a llegar, destruyendo su vida con una adicción?

on 27/06/2017

“Confiésense los pecados unos a otros y oren los unos por los otros, para que sean sanados. La oración ferviente de una persona justa tiene mucho poder y da resultados maravillosos”.

Santiago 5:16

El final del camino para una persona adicta es una prisión construida por si mismo, con cuatro paredes; terror, confusión, frustración y desesperación. No parece haber puertas o ventanas, y el temor llena su vida al ver que ha adoptado la autodestrucción por decisión propia. No existe protección para lo que le espera en el más profundo, oscuro, aislado, y solitario momento de una vida de pecado fuera de control.

La Palabra de Dios está ahí para darle esperanza. Pero primero debe ocurrir una “muerte”. “Así también ustedes deberían considerarse muertos al poder del pecado y vivos para Dios por medio de Cristo Jesús”. (Romanos 6:11) Esto se debe a que la esperanza no se encuentra en usted mismo: “Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es correcto, pero no puedo”. (Romanos 7:18)

La Apatía Otorga Poder al Enemigo

¿Pasa usted un tiempo diario con el Señor? Conviértalo en una búsqueda diaria en su vida. Muchos días flaqueo en esta meta de estar en la presencia del Señor a través de Su Palabra. Pero sé que mi mente, abandonada a sí misma, vagará hacia un lugar de apatía. Y yo sé hacia dónde lleva esto: vergüenza, ansiedad y destrucción. Esto es lo que la Biblia llama evidencia del “hombre natural”: una naturaleza pecaminosa sembrada en nuestro corazón. “El corazón humano es lo más engañoso que hay, y extremadamente perverso. ¿Quién realmente sabe qué tan malo es”? (Jeremías 17:9)

¿A Dónde está Usted buscando Su Realización?

El rey David permitió que su propio corazón vagara. Este le llevó a la prisión de cuatro paredes: terror, confusión, frustración y desesperación. “En la primavera, cuando los reyes suelen salir a la guerra, David envió a Joab y al ejército israelita para pelear contra los amonitas. Destruyeron al ejército amonita y sitiaron la ciudad de Rabá. Sin embargo, David se quedó en Jerusalén. Una tarde, después del descanso de mediodía, David se levantó de la cama y subió a caminar por la azotea del palacio. Mientras miraba hacia la ciudad, vio a una mujer de belleza singular que estaba bañándose.” (2 Samuel 11:1-2) El rey David debió haber estado peleando junto a sus hombres, como otros reyes que salían a la guerra. En lugar de eso, él se quedó en Jerusalén, permitiendo que sus ojos y su mente vagaran, mirando a la hermosa Betsabé. Él fijó sus ojos y no volvió el rostro. El actuar en contra de la voluntad de Dios, siguiendo sus propios deseos, provocó una secuencia de eventos inesperada. Sus pensamientos pecaminosos y su patrón de comportamiento condujeron a un terrible desenlace.

La Esperanza se Encuentra en el Quebrantamiento Ante Dios

Dios busca el corazón para encontrar lo que es bueno en nosotros. Esta bondad es lo que Él ha plantado. Es una semilla que ansía tener una relación verdadera y auténtica con Él. Usted debe tener un espíritu quebrantado, así como David expresó eventualmente: “Pues reconozco mis rebeliones; día y noche me persiguen. Contra ti y solo contra ti he pecado; he hecho lo que es malo ante tus ojos. Quedará demostrado que tienes razón en lo que dices y que tu juicio contra mí es justo”. (Salmo 51:3-4)

Y Una Vez Usted Ha Confesado y Recibido Su Restauración…

Enfóquese en lo que es esperanzador y favorable. “Y ahora, amados hermanos, una cosa más para terminar. Concéntrense en todo lo que es verdadero, todo lo honorable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo bello y todo lo admirable. Piensen en cosas excelentes y dignas de alabanza”. (Filipenses 4:8) La verdadera fe continúa aceptando la Palabra, a Dios. “Si somos infieles, él permanece fiel, pues él no puede negar quién es.” (2 Timoteo 2:13)

Este es el momento decisivo de nuestra conversión: arrepentimiento, aceptación total y sumisión a Él a través de Jesucristo y del Espíritu Santo que mora en nosotros. A pesar de esto, es posible vagar en la insatisfacción, buscando la realización de nuestras vidas a través de placeres mundanos y cosas sin valor. Cuando hacemos esto, podemos rápidamente ser distraídos de Dios. Perder nuestra perspectiva de lo que es importante nos deja con un vacío. Así que el placer temporal termina en vergüenza y desesperación auto-destructiva. Es como caer sobre la espada de nuestras propias acciones y deseos.

El Camino de la Restauración para una Vida Abatida y Pecaminosa

Dios es la respuesta para el hombre pecaminoso que tiene el corazón abatido. La adicción puede haberle conducido a un lugar de desesperación e incluso total destrucción de algunas cosas en su vida. Recuerde que Dios es mucho más grande que cualquier situación “sin remedio”. Sin embargo, debe haber un giro completo. Usted debe confesar sus pecados. Usted debe admitir sus hábitos pecaminosos. La confesión completa significa encarar sus caminos pecaminosos desde el momento en que le llevaron lejos de Dios, de principio a fin. Usted necesita un arrepentimiento verdadero, transparente, genuino. Dios perdonará su pecado si usted lo confiesa. (1 Juan 1:7-10)


Ore esta semana:

Señor, guárdame de los caminos pecaminosos de mi corazón. Llena mi corazón y mi mente con tus pensamientos y manténme en la senda de la justicia. Crea en mí un corazón puro y haz mi espíritu recto otra vez. Amén.


Su historia podría ser complicada, como la de Zaqueo. (Lucas 19:1-10) Si usted necesita ayuda y oración, haga clic abajo y uno de nuestros voluntarios se comunicará con usted.

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