Devocional Semanal

Esperanza Renovada, Paz Perfecta Y Vida Eterna

La esperanza de un mundo mejor, por verdadera paz, sólo puede encontrase en Dios, no en nosotros.

on 31/08/2014

“Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá.” Juan 11:25-26

La guerra civil en el Medio Oriente. Los disturbios políticos en Europa. Las crisis a través de toda África. La inestabilidad en Sur América. En todo el mundo podemos ver la veracidad de las declaraciones que Jesucristo hizo a sus discípulos: “oirán de guerras y de amenazas de guerras…” (Mateo 24:6)

Muchos han predicho que cuando la humanidad esté más educada, dejarán sus actitudes bélicas y la paz reinará en el planeta. Sin embargo, la historia de la humanidad hasta el día de hoy es una de guerras, conflictos y sufrimiento.

La esperanza de un mundo mejor, por verdadera paz, sólo puede encontrase en Dios, no en nosotros. Los esfuerzos del ser humano llevan a la muerte. La vida proviene de Dios solamente.

La Vida que Proviene de Dios

Hace más de dos mil años, Dios vino a la tierra para vivir entre nosotros. Él entró al mundo como un bebé indefenso, nacido milagrosamente de una madre virgen. Jesús, el Hijo de Dios, creció y vivió la única vida que ha sido perfecta y sin pecado. Y cuando llegó el momento, Él reunió a Sus seguidores y le enseñó a la gente sobre los caminos de Dios, diciendo: “Mi propósito es darles una vida plena y abundante” (Juan 10:10). Pero, Él era mucho más que un gran maestro.

Muerte al Pecado

La Biblia nos dice que el Hijo de Dios vino al mundo para que pudiera ir a la cruz. Allí en la cruz, Jesús llevó sobre sí mismo los pecados del mundo. Eso incluye todo pecado que usted y yo hayamos cometido, así como los pecados que cometeremos en el futuro. Para todos los que creen y siguen a Jesús, sus pecados fueron clavados en la cruz con Él (Colosenses 1:14). Él fue y es el sacrificio eterno que nos garantiza una paz eterna. Cuando nos arrepentimos y nos volvemos a Él, Él nos perdona y borra todo pecado que hayamos cometido: “Ustedes estaban muertos a causa de sus pecados … Entonces Dios les dio vida con Cristo al perdonar todos nuestros pecados.”(Colosenses 2:13)

El Milagro Más Grande de Jesús

El Viernes Santo recordamos la muerte de Jesucristo, pero el domingo celebramos Su resurrección. ¡Mediante el poder de Dios, Jesucristo resucitó de entre los muertos! Mahoma, Buda y todos los demás líderes religiosos a través de los tiempos están muertos, ninguno de ellos ha resucitado. La tumba de Jesús está vacía y nuestro más profundo deseo de vida, paz y esperanza encuentra su cumplimiento en la tumba vacía. Cuando Jesús resucitó de los muertos, garantizó la vida eterna y abundante para Su pueblo.

Identificados con Él en la Vida y en la Muerte

Gálatas 2:20 dice: “He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive en mí. Lo que ahora vivo en el cuerpo, lo vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien me amó y dio su vida por mí.” Aunque merecíamos la muerte, Jesús cumplió con nuestra sentencia de muerte. Jesús no solamente vino para mejorar nuestra vida, sino para rehacerla de nuevo por completo. Ahora tenemos una nueva vida, Su vida.

Él es el Único Camino

Los discípulos de Jesús le preguntaron: “Muéstranos el camino.” Él les respondió: “YO SOY el camino, la verdad y la vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí.” (Juan 14:6) Él también dijo: “Tienen que nacer de nuevo.” (Juan 3:7)

¿Tiene Usted Esta Vida?

Usted puede hacer a Jesucristo el Señor de su vida mediante una sencilla oración de fe. Crea en Él, deje que Él gobierne su vida, y conviértase en un hijo de Dios: Querido Jesús, yo creo que Tú has hecho posible que viva una vida nueva y santa. Gracias por pagar el precio por mis pecados al morir en la cruz por mí. Por favor, perdona mis pecados y enséñame a vivir para Ti. Gracias por Tu resurrección. Yo creo que Tú vives y acepto Tu nueva vida, poder y esperanza porque ahora mi confianza está puesta en Ti. Amén.

Ningún esfuerzo o sacrificio humano puede garantizar la paz eterna. Jesucristo pagó con Su sangre por la libertad, la paz, la justicia y la misericordia eterna de Dios. La esperanza por un mundo mejor y la vida eterna futura sólo provienen de Dios.


Ore esta semana:

Por la paz, justicia y misericordia de Dios

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