Devocional Semanal

¿Qué se celebra el Domingo de Ramos?

La Victoria de la Derrota

on 19/03/2016

“Tanto la gente que iba delante de él como la que iba detrás, gritaba: —¡Hosanna al Hijo de David! —¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! —¡Hosanna en las alturas!”

Mateo 21:9

Una Entrada Triunfal

El Domingo de Ramos, Jesús entró en Jerusalén con una multitud de personas que le adoraban gritando alabanzas y bendiciones. Algunos de ellos pensaron que su héroe conquistador finalmente había llegado para salvarles de las cadenas del malvado imperio Romano. Por eso, ellos citaron las Escrituras diciendo “¡Hosana, sálvanos!” (Salmos 118:25-26) según se iba cumpliendo la antigua profecía sobre el Mesías entrando en la ciudad montado en un burro. (Zacarías 9:9)

Todo Salió Mal

El animal que Jesús iba montando, no era un caballo de guerra alto y poderoso, sino un humilde burro. Y el destino hacia el cual Él estaba cabalgando no era para gobernar un reino terrenal, sino para ofrecer su vida. El iba a ser coronado, pero no con oro, sino con espinas. En unos pocos días, otra multitud estaría gritando, pero no para alabarlo, sino para enviarlo a su muerte. Los sueños de los seguidores de Jesús fueron truncados, y sus discípulos dispersados, cuando vieron a su héroe juzgado injustamente, burlado, escupido, golpeado cruelmente, y luego clavado en una cruz para morir. Sus amigos se preguntaban; ¿cómo puede Dios permitir que esto pase?

Todo está en el Plan de Dios

Sin embargo, sucedió exactamente como el Padre lo había planificado. En la cruz, Jesús tomó sobre sí mismo, la culpa del pecado del mundo entero. Él fue castigado para que nosotros no tuviésemos que serlo. Cuando en Juan 19:30 Jesús dijo “¡Todo ha terminado!”, Él no quiso decir que su vida había terminado sino que Él había hecho lo que Él se había propuesto hacer. Al momento de su muerte, “la cortina del santuario del templo se rasgó en dos” (Mateo 27:51), demostrando que la pared que separaba al hombre de Dios ahora estaba derribada.

En lo que parece ser el momento más oscuro de la historia, Dios estaba completando Su más grande acción; la salvación de la humanidad.

Nuestra Esperanza Nace de una Aparente Tragedia

“Pues Dios hizo que Cristo, quien nunca pecó, fuera la ofrenda por nuestro pecado, para que nosotros pudiéramos estar en una relación correcta con Dios por medio de Cristo.” (2 Corintios 5:21) Así como el primer hombre y la primera mujer en el Jardín del Edén, la multitud probó que eran fácilmente persuadidos. Un día le estaban adorando y al siguiente pedían Su crucifixión. Aunque ellos no lo entendieron completamente, sus gritos de “sálvanos” fueron cumplidos de una manera que ellos jamás pudieron haber anticipado; “Vino a los de su propio pueblo, y hasta ellos lo rechazaron; pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.” (Juan 1-11-12)


Ore esta semana:

Pídale a Dios que le dé la fe para confiar en que Él tiene toda su vida bajo Su control.


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