Devocional Semanal

Términos Bíblicos: La Pascua de Resurrección

Conozca a Dios y su vida será transformada

on 27/03/2018

Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.

Juan 3:16

“Cuando contemplo la maravillosa cruz en la que murió el Rey de Gloria, no cuento mi mayor ganancia, sino la pérdida, y desprecio todo mi orgullo."

¿Con qué frecuencia consideramos la cruz hasta ese grado hoy?

Al menos una vez al año tomamos tiempo para reflexionar sobre lo que Jesucristo hizo por nosotros. Cada Pascua pensamos en la cruz, la tumba y la resurrección. Pero, ¿realmente entendemos todo lo que significa la Pascua? Muy frecuentemente decimos palabras religiosas y teológicas, pero no nos detenemos y pensamos en lo que realmente significan.

Veamos 12 términos bíblicos cruciales para considerar. Al decir estas palabras en esta Pascua de Resurrección, podremos apreciar nuevamente qué es lo que celebramos.

PECADO

Pecar es elegir hacer nuestra propia voluntad sobre la voluntad de Dios. El recurrir a nosotros mismos en vez de a Dios ha infectado a cada ser humano desde el Jardín del Edén, separándonos de nuestro Dios y de los demás. La devastación del pecado es la razón por la cual necesitamos tener una Pascua.

Si miramos a la base del motivo lo cual resulta en una acción "pecaminosa", nos daremos cuenta de que vencer el pecado no se trata de cambiar el comportamiento sino de cambiar dónde ponemos nuestro corazón y voluntad. Se trata, de cambiar de un autogobierno al gobierno de Dios. Pero ni siquiera eso podemos hacer por nuestro propio poder. La Pascua de Resurrección celebra que el poder del pecado fue roto por Jesucristo cuando Él murió por nuestros pecados y resucitó de entre los muertos. Su victoria es la base de nuestra victoria (Romanos 6:5-11)

ARREPENTIMIENTO

El arrepentimiento no es solo decir “lo siento”. Es darle la espalda al pecado que nos separa de Dios; buscando en su lugar, el recibir el perdón de Dios y la nueva vida que Él ofrece. El arrepentimiento es necesario para la salvación (Hechos 3:19). Debemos estar de acuerdo con Dios acerca de nuestro pecado y volver hacia Él. No necesitamos ser perfectos antes de llegar a Dios, y mientras estemos en este cuerpo humano continuaremos pecando. Pero no podemos subestimar nuestros pecados y decir: "Bueno, Dios me ha perdonado, así que estoy bien". Eso no es arrepentimiento. El arrepentimiento le pone acción a nuestras palabras. El verdadero arrepentimiento significa dejar que el perdón que hemos experimentado cambie nuestras vidas.

PERDÓN

A lo largo de la historia, Dios ha sido compasivo e indulgente con aquellos que se arrepienten de su pecado. Pero eso no significa que el perdón es automático. Debido a que la pena del pecado es la muerte, la ley de Dios dice que no puede haber perdón sin el sacrificio de una vida. La muerte de Jesús pagó el precio máximo, y ahora nuestros pecados han sido borrados, se han ido para siempre. Es verdad que continuaremos pecando en esta vida, pero Dios continúa perdonándonos cuando venimos a Él (1 Juan 1:9).

LIMPIO

Cuando Dios nos perdona, nos limpia. Cuando Él nos limpia, lo hace hasta lo más profundo de nuestro ser. Como parte de Su perdón, Dios nos limpia de todos nuestros pecados y declara que ahora somos tan "blancos como la nieve" (Isaías 1:18, Hebreos 10:22).

SANGRE

Jesucristo dio Su sangre en una cruz de tortura romana para pagar por el castigo de nuestros pecados y darnos nueva vida a través de una relación con Él. Siglos antes de la muerte de Cristo, como una representación de lo que sucedería, Dios le dijo a los israelitas que untaran sangre de cordero en los marcos de las puertas de sus casas. Éso era una señal de que creían en Dios y confiaban en Él para salvar a sus familias del ángel de la muerte que Dios envió a Egipto (Éxodo 12:21-23). La sangre de los animales nunca puede realmente perdonar los pecados. Ésto fue sólo un anticipo de la sangre del máximo sacrificio de Jesucristo: Su vida perfecta, amorosa y libre de pecado (Hebreos 10: 4-7). 

SACRIFICIO

Un verdadero sacrificio implica renunciar a algo que es apreciado. Abraham demostró que amaba a Dios por su disposición a sacrificar a su tan esperado hijo Isaac, como Dios le ordenó. Los israelitas mostraron su obediencia a Dios, le adoraron y recibieron su promesa del perdón mediante el sacrificio de animales y alimentos.

No es accidental que la Crucifixión y la Resurrección ocurrieran durante la Pascua. Siendo el sacrificio más importante en el Antiguo Testamento, la Pascua representa el cuadro más vívido del mayor sacrificio jamás realizado: el hecho por Dios Padre y su Hijo, Jesucristo. Jesús sacrificó Su lugar en el cielo para hacerse humano; entonces Él sacrificó Su vida al morir en la cruz para pagar el precio de nuestros pecados (Filipenses 2:8). El darle totalmente nuestra vida como sacrificio vivo es nuestra respuesta natural y apropiada de adoración (Romanos 12:1).

SALVACIÓN

Algunas personas claman a Dios para que las salve solo cuando están desesperadas y en peligro inmediato. En el Antiguo Testamento, cuando el pueblo de Dios clamaba por salvación, buscaban liberarse de sus enemigos. Nosotros tal vez no tengamos un ejército enemigo a la puerta, pero todos estamos en peligro inmediato por los efectos y las consecuencias del pecado. No podemos salvarnos por nosotros mismos de esto; necesitamos una operación de rescate. Afortunadamente, Dios ejecutó la operación de rescate de salvación. Él envió a Su Hijo para salvar al mundo pagando la pena por el pecado y trayéndonos de nuevo ante Él (Juan 3:16). Nuestra salvación es el logro de la Crucifixión y la Resurrección; el hermoso fruto de la Pascua.

REDENCIÓN

La muerte de Jesucristo reemplazó nuestra muerte espiritual. Él redimió, o pagó el precio por nuestros pecados para traernos de vuelta ante Dios. A veces el diablo trata de hacernos dudar de que realmente pertenecemos al Señor, pero nuestra redención es sólida. La resurrección de Jesús de entre los muertos lo comprueba (Colosenses 1:14). Sabemos que no hay nada que podamos hacer para anular la redención que Cristo compró para nosotros (Efesios 1:7).

CRUZ

La cruz apunta al plan de rescate de Dios del mundo. Cuando pensamos en la cruz, debemos pensar en Jesucristo, quien fue dolorosamente estirado y clavado a ella, cuya sangre fue derramada, cuyo costado traspasado y cuya muerte pagó el precio de todo el pecado (Isaías 53: 5). Sin la muerte de Jesús en una cruz, los cristianos no pueden heredar el regalo de salvación de Dios. Nosotros también asociamos a la cruz con el llamado de Cristo en nuestra vida. Él nos pide que tomemos nuestra propia cruz, en negación de nosotros mismos y en compromiso con Él (Marcos 8:34).

TUMBA

La tumba de Jesús está vacía porque Él volvió a la vida después de estar muerto por tres días. Dios así lo había planeado desde hacía mucho tiempo. Los profetas de las viejas visiones dadas por el Espíritu Santo hablaron sobre la muerte venidera de Cristo y Su triunfo sobre la tumba (Hechos 3:21).

Los cristianos tenemos vida eterna, pero eso no significa que nunca moriremos físicamente. Todos tendremos que abandonar esta vida en algún momento. Pero la tumba vacía de Jesús nos dice que ya no debemos temer a la muerte. De hecho, Él derrotó a la muerte y al infierno. Su resurrección significa que nosotros podemos tener vida incluso después de que nuestros cuerpos mueran y que un día nuestros cuerpos serán levantados de nuevo (Romanos 6:4). Podremos vivir en paz con el Señor por siempre.

RESURRECCIÓN

La creencia en la resurrección corporal de Jesucristo define al cristianismo. Su regreso victorioso de la muerte cumplió la profecía y demostró Sus afirmaciones de deidad. La resurrección es evidencia de la satisfacción de Dios con el sacrificio del Hijo en nombre de la humanidad (1 Pedro 1: 3-5). El Espíritu Santo trajo a Cristo a la vida otra vez. Éste mismo Espíritu Santo mora dentro de los creyentes. Por lo tanto, los cristianos podemos confiar en que nosotros también resucitaremos a la vida eterna después de experimentar la muerte física (Romanos 6:22). Todas estas verdades se celebran con palabras de alegría que suenan cada Pascua en muchos idiomas diferentes: "¡El Señor ha resucitado! ¡Él ciertamente ha resucitado!"

JESÚS

Jesús pagó en la cruz, el precio de los pecados de toda la humanidad. Enterrado en una tumba prestada, Él se levantó tres días más tarde como prueba de que Su misión para conquistar el pecado y la muerte había sido cumplida. Jesús se apareció a sus discípulos y luego regresó al cielo 40 días después con la promesa de que regresaría algún día. Las palabras y la vida de Jesús nos muestran cómo vivir nuestra vida, pero Su mensaje fue que la humanidad debe responder al amor de Dios. Jesús afirmó ser mucho más que un hombre sabio o un gran maestro. Él afirmó ser Dios, un Dios dispuesto a morir por Su creación para que Su relación de amor pudiera ser restaurada (Romanos 5:10). A través de Su nacimiento, vida, muerte y resurrección, Jesús cumplió cientos de profecías del Antiguo Testamento que predecían la venida del Mesías, un Salvador no solo para la nación de Israel, sino para todo el mundo (1 Timoteo 4:10). ¿Cómo responderá usted a la vida y al amor de Jesús?

Lo importante de la celebración de la Pascua es la adoración de Jesucristo, El que declaró: "No tengas miedo. Yo soy el Primero y el Último, y el que vive. Estuve muerto, pero ahora vivo por los siglos de los siglos, y tengo las llaves de la muerte y del infierno." (Apocalipsis 1:17-18 NVI).


Ore esta semana:

Padre amado, cuando pensamos en todas estas palabras relacionadas a la Pascua, en que enviaste a Tu Hijo a pagar por nuestros pecados para darnos salvación y la oportunidad de estar contigo eternamente, solo podemos adorarte y decirte: Gracias. 

Gracias Padre por el sacrificio máximo que hiciste por nosotros. Gracias por el regalo de salvación. Y te pedimos Padre que el mundo reciba a Tu Hijo como su Señor y Salvador hoy. Amén.


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